Elías
Sánchez Porras es jefe de estudios
en el colegio Nuestra Señora de la Vega. Comenzó sus estudios de filología
anglo-germánica en Valencia, y los acabó en Extremadura en el año 1992. Sus
primeros pasos en la docencia los dio como profesor de inglés extraescolar en
varios colegios, incluyendo en el que trabaja actualmente. Lleva veinte años en
Ntra. Sra. de la Vega, desde 1994, de
los cuales seis los lleva ejerciendo como jefe de estudios.
El colegio Ntra. Sra. de la Vega es un centro educativo
concertado en II Ciclo de Educación
Infantil, Educación Primaria y Secundaria, permaneciendo como privado en
Educación Infantil I Ciclo y Bachillerato y cuya titularidad está representada
por una Institución Educativa privada no religiosa, independiente e implicada
con el entorno y con el medio natural, que lleva apostando más de 30 años por
implantar una formación integral y de calidad, ocupando un lugar destacado
entre las instituciones educativas de la Comunidad de Madrid.
-Buenos días. ¿Qué le llevó a dedicarse a la
docencia?
-Para
empezar mi etapa escolar no fue muy mala, y eso me hizo, en parte, decantarme
por el mundo de la enseñanza. Por otro lado yo estudié filología
anglo-germánica y una de las salidas profesionales que tenía era esta. Fue más
bien una mezcla de cuestiones y después de 22 años no me arrepiento de haberlo
hecho.
-¿Alguna vez durante su etapa de formación
pensó que llegaría a tener un puesto de responsabilidad en una institución?
-Ni
de casualidad. Nadie que empieza a trabajar de profesor piensa que va a acabar
de jefe de estudios como es mi caso, o de director. Realmente lo que la gente
menos quiere es tener estos puestos porque son muchas historias todos los días.
Yo me encuentro frente a los alumnos, frente a los padres, frente a mis
compañeros profesores y frente a mis jefes… Con lo cual estoy rodeado por los
cuatro costados. La postura de un profesor es mucho más cómoda en ese sentido.
-¿Qué opina de que la nota de acceso a la
carrera de magisterio sea tan baja en España en comparación con otros países?
-Sinceramente
el hecho de que la nota sea tan baja supone un coladero para mucha gente. Pero
también es todo muy relativo, ya que una persona como demuestra si es buen profesor
o no es impartiendo clases. Se puede ser la persona con más conocimientos de
literatura inglesa del mundo pero si no lo sabes transmitir a los alumnos no te
sirve de nada. Habrá gente que ha terminado sus estudios de una manera regular
pero luego en clase son muy dinámicos y comunican muy bien, y a lo mejor el
primero de su promoción luego no sirve para dar clases. Todo acaba saliendo con
el tiempo, y se ve la gente que sigue en la profesión y la que no.
-¿Cree que los alumnos salen lo
suficientemente preparados para la inserción en la vida universitaria?
-Sinceramente
creo que no, pero ni antes ni ahora. Ni por amplitud de materias, ni por
extensión. La primera clase de universidad a la que yo asistí fue en un aula
magna con 350 plazas y 500 personas… No tenía nada que ver con lo que yo
conocía. Se lo digo siempre a mis alumnos: “ no sabéis lo que es estudiar hasta
que os metéis en la universidad, esto es un entrenamiento”. Pero no, ni salen
preparados, ni antes salíamos preparados.
-¿Cuál es la importancia del nivel
idiomático que adquieren los alumnos en la etapa escolar?
-Hoy
en día es muy importante. Nosotros estamos en proceso de hacer el colegio
bilingüe, de momento lo llamamos inmersión lingüística porque el bilingüismo
requiere un permiso especial del ministerio de educación para el que hay que
reunir unas características que nosotros todavía no tenemos, pero viene a ser
muy similar. Está claro que en el momento en el que nos encontramos se pide un
idioma para prácticamente todo. Aprender un idioma es aprender a hablar, y al
fin y al cabo, a hablar se aprende hablando.
-¿Cómo afectan los cambios en las leyes
educativas al funcionamiento de la institución?
-Nos
traen de cabeza. Nosotros para organizar un curso empezamos por estas fechas
con la previsión para el siguiente, con la distribución de materias y de
profesores según su titulación. Y ahora mismo, con la LOMCE, hay materias que
se dividen y otras que se refunden, que aumentan y disminuyen de horas… Y hay
que empezar desde cero y no con la base que ya teníamos. Otro problema añadido
es que las editoriales no tienen ni idea, y nosotros tenemos que pedir los
libros.
-¿Cómo han afectado los recortes en
educación que el gobierno ha puesto en marcha en esta última etapa?
-A nosotros como institución nos ha afectado muy
seriamente en un ámbito, el del concierto. Nosotros tenemos una etapa
concertada y el hecho de que no haya presupuestos supone que te concierten
menos aulas, supone que tengas que dejar gente fuera y esto se puede convertir
en un futuro en un problema muy serio. Supone una reducción de puestos de
trabajo, alumnos que deben buscarse otros centros… Las instituciones públicas se
encuentran en una situación aún más difícil, tienen que tirar hacia delante con
unos recursos mínimos.
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